Queridos compueblanos:
Me ha sorprendido y contrariado, en principio, vuestra idea de hacerme este Homenaje.
Sorprendido porque nada sabía de ello y contrariado por mis firmes convicciones de que todo ser humano tiene la obligación moral de hacer todo cuánto le sea posible en beneficio del entorno en que vive o le tocó nacer, sin que por ello se le deba compensar de una u otra forma.
Albolote es mi pueblo, aquí me crie con el disfrute de las grandes primeras experiencias; el amor a mis padres, mis hermanos, a mis animales, a las generosas tierras que cada año nos daban la vida con sus cosechas, la amistad y trato afable de condiscípulos y gente mayor todas estas hermosas vivencias marcaron indeleblemente mi futuro.
Ahora, después de una intensa y larga vida, me está siendo posible hacer algo en recuerdo a ese rico nostálgico pasado, cumpliendo con ello una obligación moral y un descargo de mis convicciones y sentimientos.
Como un afirmación de la nobleza que cito, Albolote, vosotros, habéis decidido levantar esta emotiva escultura, para mí, el agradecimiento es una de las más meritorias virtudes humanas y yo deseo honrarlas al agradecer al amigo Alcalde, Juan García, a Marta, Nieves Concejala de cultura y a todos y cada uno de los Concejales y en general a cuanta persona haya ayudado, o simpatizado con la idea, que acepto con humildad y mis más sentido agradecimiento.
Pese a mi ausencia, mi espíritu siempre ha estado en Albolote, ahora, con esta simbólica presencia, cada día estaré deseoso compartirla con todo amigo de buena voluntad que se quiera sentar a mi lado para charlar de las muchas virtudes humanas que poseemos y cómo debemos emplearlas en pro de una vida mejor y la búsqueda de una sociedad más igualitaria que la injusta que ahora tenemos.
Por último, lamento no estar aquí con vosotros y tener el disfrute de vuestra compañía. Os reitero mi agradecimiento y les mando un abrazo y mi invariable cariño de siempre.
Francisco Carvajal
San Juan, Puerto Rico
Enero 28, 2010