Biografía

Proyectos e instalaciones donadas al municipio

Compromisos Actuales - Fundación Francisco Carvajal

La Fundación ha financiado instalaciones, monumentos y proyectos del municipio de Albolote.

Ayudas y compromisos actuales

Ayudas - Fundación Francisco Carvajal

Ayudas culturales, educativas y sociales para las distintas iniciativas realizadas en Albolote.

Francisco Carvajal Narváez nació en Albolote el 21 de noviembre de 1913, séptimo hijo del matrimonio formado por Don José Carvajal Angulo y Doña Josefa Narváez Aranda.

Es conocido con el apelativo de “Lucilo” debido a que su hermano mayor, que había emigrado a la Republica Dominicana, cuando se enteró de que su madre esperaba otro hijo pidió a sus padres que si era niña le llamaran Lucila y, al nacer un varón, la Lucila se convirtió en “Lucilo”.

Su familia era de tradición agrícola y comercial. En sus tierras cultivaban productos para el consumo doméstico y en su vivienda tenían una tienda de “ultramarinos” en la que vendían los productos obtenidos de sus tierras, los derivados de la “matanza” y otros como café, azúcar, sal etc.  No obstante, la principal fuente de ingresos de la familia era la comercialización de estos productos realizada por su padre fuera de la tienda, el cual recorría durante días amplias zonas rurales y los cortijos circundantes.

Ya de niño se despertó en “Lucilo” una especial sensibilización para con las clases más desfavorecidas y la explotación de los trabajadores. Un episodio que muestra esta sensibilidad social tan desarrollada fue en una ocasión cuando acompañaba a su padre, que iba a seleccionar diez o quince campesinos para realizar diversos trabajos en su finca; al observar que no escogió a un hombre de edad avanzada le preguntó porque no le había escogido y la respuesta fue que el obrero estaba ya en muy malas condiciones físicas para soportar el trabajo que de él se requería.

No es que su padre le pareciera al niño una mala persona, incluso le había dado una pequeña compensación al anciano campesino, pero esta experiencia le sirvió para reflexionar sobre como la sociedad condena a los obreros después de explotarlos.

Ya de muy joven, antes de cumplir los catorce años, conoce por primera lo que era “hacer las Américas”; emigró a la República Dominica para ayudar a su hermano Manuel en un negocio que tenía dedicado a la venta de sombreros y zapatos. Su estancia allí duró cerca de dos años y lo que mejor recuerda de esa etapa es que fue muy infeliz y desgraciado, echaba de menos su entorno y para colmo al hermano no le iba bien el negocio. Hoy rememora esta etapa diciendo “vine a América en segunda y regresé en tercera”.

Una vez que regresa a Albolote empieza a trabajar como aprendiz de dependiente en una mercería de Granada llamada “El Paraíso”, ubicada en la calle Arco de las Cucharas. Apenas cumplidos los dieciocho, aprovechando la corta experiencia adquirida y los contactos que había hecho, decidió lanzarse como comisionista por cuenta propia; comienza a desplazarse en tren por toda Andalucía convirtiéndose en un empresario que buscaba ser su propio jefe.  Tenía una especial habilidad para el comercio y prosperó rápidamente.

A los pocos meses, su antiguo jefe de la mercería quería desprenderse de una tienda que tenía dedicada a la venta de géneros de punto, camisas y ropa interior, le propuso que se la comprara. Tras considerar las posibilidades del negocio decidió comprarla, aunque continuaría con su actividad de comisionista pues le iba muy bien. Contrató a uno de los empleados y aparte de ofrecerle un mejor sueldo recibiría el cincuenta por ciento de las ganancias. De esta forma puso en práctica una de sus máximas como empresario y es que, aparte de pagar un salario justo, cuando a una persona se le da la posibilidad de participar en una empresa con expectativas reales para el progreso, éste trabaja con mayor esfuerzo y motivación. Llenó la tienda de genero y rápidamente empezó a prosperar.

Paralelamente a sus exitosas actividades comerciales vivía con gran intensidad las teorías en torno a las maneras de organizar la sociedad en términos de justicia e igualdad al amparo de la nueva coyuntura que se presentaba con la República.  “Lucilo” se sentía especialmente atraído por los oradores y pensadores anarquistas. Concentró sus lecturas en los principales autores como Kropotkin, Bakunin, Proudhon etc., y en 1932 ingresa en la CNT.

Entre las enseñanzas anarquistas que mayor impacto tuvieron en el círculo granadino de “Lucilo” destacan el conocimiento y el respeto de la naturaleza como fuente de inspiración para la conducta igualitaria y libertaria. Esto le condujo a la práctica del naturismo, incluso organizaban campos nudistas donde hacían vida en común, como una especie de ensayo para la sociedad anarquista del futuro.

En 1936 estalla la guerra civil. La represión en Granada contra los republicanos fue brutal y las ejecuciones sin juicio se contaban por miles. “Lucilo” teme por su vida y se refugia en una pequeña habitación de la tienda que había adquirido. Mientras que el negocio continuaba funcionando, a él le proveían de comida, periódicos, noticias etc. Al temer que las autoridades hicieran un registro más minucioso se traslada a la casa de un amigo en el barrio del Albaycín.

Pero “Lucilo” necesitaba saber de su gente de Albolote. Le habían informado que los afines a su grupo ideológico habían desaparecido, y que sus padres estaban preocupados por él. Una noche en la que se le ocurrió bajar del Albaycín y coger el tranvía para ir a Albolote es detenido por una pareja de la Guardia Civil.  Lo trasladan a la “Casa del Pueblo”, que era utilizada por las tropas nacionales como lugar de interrogatorios y reclutamiento; querían que confesara el paradero de sus colegas revolucionarios y que revelara donde tenían los depósitos de armas. Carvajal no negó que conociera a ciertas personas, pero no sabía donde estaban. El interrogatorio no estuvo exento de golpes, patadas y culatazos.

Rápidamente se extendió por el pueblo la voz de que lo tenían preso y que probablemente lo fusilarían.  Los vecinos se movilizaron y se hicieron gestiones ante los falangistas por parte sus familiares y algunos amigos de la familia que tenían cierta influencia. A primeras horas de la mañana llegó la orden para que lo liberaran, salvando así su vida de una muerte segura.

Sólo habían transcurrido unos días desde este episodio cuando recibe una notificación con la orden de incorporarse al servicio militar. Lo destinan al cuartel de intendencia en Sevilla, en él fue testigo y parte de uno de los aspectos más repugnantes de la guerra: recogían y transportaban el producto del saqueo con el que Franco compensaba al ejercito de Marruecos.  Recuerda Carvajal que cuando las tropas nacionales tomaban un pueblo, se daba a las fuerzas marroquíes veinticuatro horas para que lo saquearan y cargaran todo lo que pudieran. Los materiales se empaquetaban en bultos con etiquetas que identificaban el lugar de destino para sus familias en Marruecos.

Meses más tarde lo trasladan al poblado de La Granja de Torrehermosa, en la provincia de Badajoz. El alcalde de la localidad tenía algunos caballos de la Guardia Rural y “Lucilo” se ganó su confianza al hablarle de su afición a la equitación y su disposición a entrenar a los animales en su tiempo libre. Comenzó a montar los caballos acercándose cada vez más a la línea del frente, con la intención de que los soldados que defendían la avanzada fronteriza franquista se acostumbraran a verlo por los alrededores, a la vez realizaba un reconocimiento del terreno y había sustraído algunos mapas topográficos. El plan para desertar ya estaba en marcha.

A la primera oportunidad que se le presenta roba un caballo y consigue llegar hasta las filas republicanas con la intención de unirse a ellos. Los milicianos de la República recelan de que sea un desertor del bando nacional: iba muy bien vestido, tenía un negocio en el centro de Granada y llegaba en un caballo que sólo le podían haber facilitado en el bando nacional. Lo trasladan a Valencia para someterle a un interrogarlo y lo tienen cuatro días incomunicado en una mazmorra, sospechaban que era un militar franquista que tenía como misión infiltrarse en las filas republicanas. Finalmente se enfrenta a sus interrogadores tachándolos de inútiles, estúpidos y cobardes y les dice que se vayan a pelear, como quiere hacer él, porque estaban perdiendo la guerra.

Siguen sin creerle y lo llevan camino del cementerio con la intensión de fusilarlo, a mitad del camino deciden darle una nueva oportunidad de “confesar”, Carvajal se reitera en sus manifestaciones y deciden devolverlo a prisión. Mientras tanto, algunos compañeros anarquistas se enteran de que estaba preso en Valencia y se mueven en su favor. A los dos meses es liberado, lo ascienden a sargento y es destinado a la Intendencia de Valencia, aunque lo que él quería era luchar en el frente. Como tenía conocimientos de equitación y era un buen jinete, solicita el ingreso en la escuela de caballería.

Ya como teniente de caballería se integra en el Ejercito de Maniobras, una sección de elite de las fuerzas republicanas. Con su unidad participó en batallas decisivas como la de Teruel y la del Ebro.  En la primera consiguieron arrebatarles la ciudad a las tropas de Franco sin embargo, en la contraofensiva, la superioridad de la artillería nacional, y sobre todo la aviación de Mussolini le obligaron a retirarse; en la batalla del Ebro pretendían unir las zonas republicanas de Cataluña, Madrid y Valencia, el avance inicial de los republicanos fue seguido también por una contraofensiva del ejercicio de Franco, en esta ocasión apoyado por la aviación de Hitler.

Dice Carvajal que no se explica cómo los republicanos pudieron resistir tres años con la superioridad que proporcionaban estos apoyos al ejercito de Franco.

En los primeros meses de 1939 se consuma la derrota de la Republica y comienza el exilio para más de un millón de españoles que tienen que huir. El primer destino de Carvajal es el pequeño pueblecito pesquero francés de Collioure, en los Pirineos Orientales, el mismo pueblo en el que también vivió exiliado Antonio Machado hasta su fallecimiento, el 21 de febrero de 1939.

A finales de 1939 Hitler invade Polonia y se preparaba para invadir el resto de Europa. Carvajal teme de nuevo por su vida pues si los nazis lo atrapaban iban a tratarle como un desertor del ejército de Franco, o bien podrían deportarlo y sin duda sería fusilado en cuanto lo entregaran. Ante esta perspectiva se enlista en la legión francesa, con la intención de que lo trasladaran a Vietnam y unirse después al pueblo vietnamita en su heroica lucha por la independencia. Sin embargo, antes de partir con la legión francesa, le conceden un pasaje para embarcar con destino a América. Este pasaje correspondía a uno de los que fueron asignados a la anarquista española Federica Montseny, pero esta prefirió quedarse en el exilio francés y distribuir los pasajes entre los compañeros refugiados que tuvieran más méritos, uno de ellos fue para Carvajal. Su nuevo destino: República Dominicana.

Una vez allí consigue buenos trabajos y aprovecha sus períodos de vacaciones para ir a Puerto Rico. En uno de estos viajes conoce a un influyente personaje simpatizante de la República y que se alegra de conocer en persona a alguien que había luchado por ella. En cierta ocasión, Carvajal le muestra las cicatrices de las heridas que le infringieron en las batallas que había luchado; a la vez le manifiesta su deseo de obtener la residencia en Puerto Rico pues allí tendría mejores perspectivas para establecer negocios y no tendría que vivir bajo la dictadura que había en la Republica Dominicana.  A los pocos días le conceden el permiso de residencia.

Carvajal llega a Puerto Rico a comienzos de 1942. Consigue su primer empleo como vendedor para una distribuidora de licores; después le ofrecen otro trabajo como vendedor en unos almacenes de venta mayor de telas. Antes de aceptarlo pone la condición de que si tras un año de prueba el dueño consideraba que su rendimiento no era bueno renunciaría al trabajo, pero si quedaba satisfecho tendría que hacerle socio de la Compañía e invertiría el dinero que había ahorrado en la Republica Dominicana, más lo que hubiera ganado como vendedor. Le aceptaron su propuesta y en ese período de prueba tuvo el éxito que esperaba. Entra como socio y a la vez continuaba como vendedor.

Su actividad laboral camina en paralelo con su actividad como exiliado republicano. Conoce a Fernando de los Ríos, que estaba exiliado en Nueva York y viajaba con frecuencia a la isla. Este le introduce en el círculo de ilustres exiliados republicanos en Puerto Rico como Juan Ramón Jiménez, Pau Casals o Francisco de Ayala. El resultado de esas relaciones político - culturales fue la creación de la Asociación “Pro Democracia Española” de la cual fue su tesorero. Estas nuevas relaciones influyen en su planteamiento político, piensa que la organización política que representa lo mejor para el futuro de España es el Partido Socialista Obrero Español al que se afilia en 1948, aunque no por ello abandona sus ideales anarquistas.

En 1946 conoce a Agnes Fuertes Alou y contraen matrimonio al año siguiente. La familia de la joven había emigrado de Asturias a Puerto Rico a comienzos de siglo y su padre también se dedicaba al negocio de almacenista de telas.

Al terminarla II Guerra Mundial, el gobierno crea incentivos para el establecimiento de nuevas industrias en un programa que denominaron “Operación Manos a la Obra”. Carvajal se da cuenta de que, aunque había en Puerto Rico algunas fábricas de ropa, ninguna de ellas era de ropa interior para caballeros. Registra en el Departamento de Estado de Puerto Rico la marca “Olympic Mills” y pone como logo de la compañía los cinco aros olímpicos. Invierte en instalaciones, adquiriere maquinaria y empieza a producir. Mientras las demás fábricas de ropa elaboraban sus productos con tela comprada, “Olympic Mills” completaba todo el proceso productivo, partiendo de la propia fabricación de la tela.

Al principio no consiguió un producto con la calidad desea. Tuvo que pedir un préstamo al Banco Gubernamental de Fomento y construyó un edificio en la localidad de Guaynabo, allí despega la empresa definitivamente y permanecería desde 1952 hasta 1974 creciendo, mejorando sus productos, abriendo mercados y convirtiéndose en una empresa de gran impacto en el mundo de los negocios. La empresa se expande y llega a contar con cinco fábricas que dan empleo a cerca de 1.500 trabajadores.

La empresa no sólo destacó por su éxito económico, sino que también fue pionera en un nuevo modelo de relaciones laborales basado en la filosofía empresarial de Carvajal. Además de motivar a los empleados con una justa compensación les retribuye con una participación en los beneficios: la mitad para los accionistas y la otra mitad para los empleados. Antes del reparto se separaba un 5% para obras sociales y cívicas. También invita a los trabajadores a hacerse accionistas con derecho a voto y a tener un representante en la Junta de Directores. De esta manera consigue una deseable combinación entre lo moral y lo útil que supera la relación antagónica entre el capital y el trabajo: los trabajadores están más motivados y comprometidos con la empresa y, esta, a su vez, se beneficia de un mayor rendimiento de sus trabajadores.

Su éxito empresarial no le hace olvidar su filosofía de corregir las desigualdades y lograr un mundo más habitable para todos. Dice Carvajal que “el deber moral de todo empresario exitoso, así como de toda persona acaudalada, es restituir a la sociedad, para el beneficio de los más necesitados, parte de la riqueza que ella les había hecho posible obtener”. Canalizar esa aportación hacia obras de interés social es un acto de justicia y un deber moral.

Fiel a esta filosofía, en 1978 crea la Fundación Pública de Puerto Rico, y en 1985 la Fundación Pública de Albolote a la que dota inicialmente de dos millones de dólares cumpliendo así, como siempre había hecho, con el uso social y humanitario del dinero. Ese mismo año se le concede la Medalla de Oro de la Villa de Albolote y el título de Hijo Predilecto. Ambas Fundaciones continúan siendo financiadas por los rendimientos derivados de los bienes que  Francisco Carvajal consignó para este fin.